Fragmento del cuento de Lucio V. Mansilla Lo que nos contó Miró
[...] a los pocos instantes entraba, todo entumido, el gaucho de la rodada.
– Siéntese paisano – le dijo Don Juan Manuel, endilgándole la otra silla. El gaucho hizo uno de esos movimientos que revelan cortedad; pero Don Juan Manuel lo ayudó a salir del paso, repitiéndole – Siéntese no más paisano, siéntese y coma.
El gaucho obedeció, y entre bocado y bocado hablaron asÃ:
– ¿Cómo se llama, amigo?
– Fulano de tal.
– Y, dÃgame, ¿es casado o soltero?... [...]
– Si soy casado.
– Vea, hombre, y ... ¿tiene muchos hijos?
– Cinco, señor.
– Y usted ¿es pobre?
– Eh!, señor, los pobres somos siempre pobres...
– Y ¿en qué trabaja?...
– En lo que cae, señor...
– Pero también de cuatrero, ¿no?...
El gaucho se puso todo colorado y contestó:
– Ah!, señor, cuando uno tiene mucha familia suele andar medio apurado...
– DÃgame amigo, ¿no quiere que seamos compadres? ¿No está preñada su mujer? – El gaucho no contestó. Don Juan Manuel prosiguió – Vea, paisano; yo quiero ser padrino del primer hijo que tenga su mujer y le voy a dar unas vacas y unas ovejas, y una manada y una tropilla, y un lugar por ahÃ, en mi campo, y usted va a hacer un rancho, y vamos ser socios a medias. ¿Qué le parece?...
– Como usted diga, señor.
– Pero aquà hay que andar derecho ¿no?. [...]
BibliografÃa:
- Moglia y otros, Pensar la Historia Argentina desde una historia de América Latina, Editorial Plus Ultra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario