sábado, 16 de abril de 2016

La independencia de México


La independencia de México

Primera Etapa: Del “grito de Dolores” (1810) hasta la muerte de Don Miguel Hidalgo y Costilla (1811)

En esta etapa destaca la participación de los criollos: el padre Don Miguel Hidalgo y Costilla, los militares Ignacio Allende y Juan Aldama y los corregidores Don Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez como iniciadores del movimiento armado. La participación de miles de personas (100,000) de los estratos sociales más bajos fue decisiva en el desarrollo de la guerra. Los indígena y mestizos que eran la gran mayoría de la población eran sumamente explotados (minería, haciendas, trabajos domésticos, servidumbre) y prácticamente no tenían derechos. Su alimentación se basaba en el maíz y durante los periodos de sequía los sectores populares padecían el hambre. Entre 1808 y 1810 se registra un periodo de fuertes sequías.
Miguel Hidalgo le imprimió un carácter social a la guerra a través de los decretos promulgados en la ciudad de Guadalajara en diciembre de 1810 y su periódico: abolición de la esclavitud, los tributos, decreto de devolución de las tierras. Estas medidas van distanciando a los insurgentes de las elites criollas que pretendían que el proceso revolucionario les otorgara mayor poder político y mejores oportunidades de negocios. Frente a la ampliación de los derechos de los sectores populares que plantea Hidalgo, las elites optan por una alianza con los realistas.
Al principio, el ejército insurgente controló importantes regiones pero los miles de seguidores no tenían ninguna preparación militar ni armas de guerra, por lo que cayeron muertos o heridos o desertaron frente al Ejército realista comandado por Félix María Callejas. En las diferentes campañas militares el ejército insurgente fue perdiendo hombres y fuerzas y los dirigentes fueron apresados y asesinados.

Segunda Etapa: De la muerte de Miguel Hidalgo hasta el fusilamiento de José María Morelos y Pavón (1815)

A la muerte de los principales caudillos, la dirección del movimiento quedó a cargo del sacerdote José María Morelos y Pavón, quien, junto con otros caudillos, formó un ejército disciplinado militarmente e imprimió el carácter político al movimiento a partir de la organización de un Congreso Constituyente con la intensión de acercar posiciones con los criollos.
Algunos diputados como Ignacio López Rayón, sostenían que la soberanía residía en el rey Fernando VII. Otros como el mismo José María Morelos pensaban en la independencia de la corona española que es declarada por el Congreso el 6 de noviembre de 1813. La independencia declarada nunca se hizo realmente efectiva ya que las fuerzas insurgentes no lograron controlar la totalidad del territorio en ningún momento.
En octubre de 1814 se promulgó el "Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana", primera Constitución de México, que tuvo gran influencia del ideario político de Morelos, a pesar de ello, las diferencias entre el Congreso y José María Morelos fueron permanentes.
El Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana (conocida como Constitución de Apatzingán) tuvo una clara influencia de la Constitución de Cadiz. En el se plantea que la soberanía reside en la nación (y no en la monarquía), se establece la división de poderes del estado, se garantiza la igualdad de los ciudadanos ante la ley, eliminando los privilegios estamentales y se incorporan los derechos individuales a la educación, a la libertad y a la propiedad.
En esta etapa el ejército obtuvo importantes victorias militares, poniendo en peligro la estabilidad del gobierno Novohispano. La derrota de los insurgentes fue producto de varios motivos: en primer lugar, por la llegada de refuerzos militares procedentes de España luego del establecimiento del absolutismo en España. En segundo lugar, en pos de una alianza con los sectores criollos Morelos se somete a los designios del Congreso. En tercer lugar, al cansancio y debilitamiento de las tropas insurgentes.


Tercera Etapa: Del fusilamiento de José María Morelos hasta inicios de 1821

Después del fusilamiento de Morelos muchos insurgentes se dispersaron generando guerrillas aisladas que no representaron peligro para el gobierno novohispano. Mientras tanto en España, el rey regresó al poder tras la derrota de Napoleón en 1815, y se inició una política de “reconquista” de las colonias americanas. Al mismo tiempo, Juan Ruiz de Apodaca, nuevo virrey en 1816, implementó una doble política: por un lado declaró la amnistía o indulto para los insurgentes que quisieran dejar la guerra; por otro lado, inició una campaña militar persiguiendo ferozmente a los insurgentes.
A pesar de ello, la lucha revolucionaria no se acabó, en algunas partes del territorio se mantuvieron brotes guerrilleros, principalmente las comandadas por Vicente Guerrero en las montañas del Sur, por Guadalupe Victoria en Veracruz y por Francisco Javier Mina en el Bajío. Los insurgentes que no pidieron el indulto fueron cayendo poco a poco. Para 1819 solo quedan algunos brotes guerrilleros como los de Pedro Ascencio y Vicente Guerrero.


Cuarta Etapa: La consumación.

Hacia 1820, después de 10 años de guerra, la Nueva España se encontraba en crisis económica y la población estaba cansada. Mientras tanto en España, se produce un levantamiento militar de la tropas que se estaban organizando para luchar contra los revolucionarios de la América del Sur al mando del coronel Rafael de Riego. Los liberales lograban el restablecimiento de la Constitución de Cádiz, obligan al rey Fernando VII a jurarla, y restablecen las Cortes (poder legislativo) En 1820, se proclaman una serie de decretos en contra del poder de la iglesia: La supresión del fuero eclesiástico, la reducción de los diezmos, la abolición de las órdenes monásticas y la eliminación de la Inquisición.
En la Nueva España, el virrey y la real Audiencia fueron obligados a jurar la Constitución y aplicar las medidas expresadas, situación que afectaba los intereses y privilegios de los grupos de poder como la Iglesia, los grandes comerciantes, los altos jefes del ejército y los terratenientes. Estas élites conservadoras decidieron acabar con el dominio español para seguir conservando su poder, para ello designaron al criollo Agustín de Iturbide como jefe militar para unir sus intereses con los de los principales caudillos insurgentes.
La desarticulación de la lucha insurgente después de la muerte de Morelos y el cansancio de los guerrilleros fueron los elementos consideradas por Vicente Guerrero para aceptar la unión con Iturbide como único camino para lograr la independencia. Guerrero aceptó que Iturbide asumiera el mando de las tropas unidas bajo el nombre de Ejército Trigarante y se proclama el “Plan de Iguala” donde quedaron plasmados los intereses de los diferentes grupos: la igualdad e independencia defendida por los insurgentes, la religión católica como única y la monarquía como forma de gobierno.
Poco a poco el Plan fue ganando adeptos, tanto del lado de los criollos como de los españoles que veían afectado sus intereses por las medidas liberales decretadas en España y finalmente la independencia de México no se logró con la guerra, sino que fue una consumación negociada entre los representantes de los grupos del poder y los caudillos revolucionarios. Así mientras los ricos terratenientes, alto clero y militares, conservaron sus privilegios, al pueblo solo les ofrecieron una independencia que no entendían, con leyes que les eran ajenas e incluso contrarias a sus intereses.

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