viernes, 26 de abril de 2019

¿Qué es el Holocausto?

¿ QUÉ ES EL HOLOCAUSTO?


    Se conoce con el nombre de Holocausto a la persecución y asesinato sistemático de aproximadamente seis millones de judíos europeos, organizado por el Estado nacionalsocialista alemán entre 1939 y 1945. A pesar de que el término es utilizado para referirse a la persecución y exterminio de otros grupos o pueblos, en sentido estricto el concepto de Holocausto refiere a la experiencia singular de persecución y aniquilamiento de las poblaciones judías de Europa.
    
   Desde el ascenso al poder del partido nazi, las autoridades alemanas persiguieron a otras minorías clasificadas según su supuesta “inferioridad racial”, como gitanos. Otros grupos, a su vez, fueron perseguidos por motivos políticos, ideológicos, religiosos o de elecciones sexuales, entre ellos los comunistas, los socialistas, los testigos de Jehová y los homosexuales.
 
     Algunos investigadores del Holocausto consideran que lo que los nazis hicieron al pueblo judío llegó, por diversas razones, más allá del genocidio. El intento de deshumanizar y posteriormente asesinar a cada uno de los judíos, en todas partes, cualesquiera fuesen sus actividades o creencias, no tuvo precedentes en la historia. Más aún, la creencia nazi de que los judíos debían ser exterminados por el bien de la humanidad constituye una dimensión que no está presente en otros actos de genocidio cometidos antes o después del Holocausto.
 
      Asimismo, el Holocausto es considerado como un acontecimiento central de la historia universal. Su especificidad nos interpela en torno de los límites y las responsabilidades de la acción individual y colectiva. La violación de los derechos humanos perpetradas por el accionar de los Estados nacionales se convirtió en el centro de los debates en torno de las formas de ciudadanía, el respeto a la diversidad y las formas de convivencia. El Holocausto, en este sentido, ha orientado las reflexiones sobre un amplio abanico de experiencias que caracterizaron al siglo XX.
 
     El origen del término Holocausto remite a una palabra griega que significa todos (holos) quemados (caustos) y hace referencia a un sacrificio. A su vez, en el Antiguo Testamento, Holocausto designa un tipo de sacrificio u ofrenda ritual. A causa de esta acepción es que diversos historiadores prefieren usar el término hebreo Shoá, pues nombra una acción perpetrada por seres humanos sin referenciar un acto de carácter ritual. El primer registro de la noción de Shoá es contemporáneo a los acontecimientos: en 1940 el Comité Unido de Ayuda a los Judíos de Polonia publicó un folleto en Jerusalem, titulado Shoat Iehudéi Polín (La Shoá de los judíos de Polonia), en el que se incluían artículos y relatos de testigos sobre la persecución del judaísmo de Europa oriental desde el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, como se indica en la Enciclopedia del Holocausto editada por Yad Vashem (Escuela Internacional para el Estudio del Holocausto), la adopción del nuevo concepto fue producto de la influencia del film documental Shoá (1985) de Claude Lanzman.

     No obstante, como sostiene el historiador Enzo Traverso, el término Holocausto ha sido apropiado por diversos actores y en distintas circunstancias para llamar la atención sobre la perpetración de nuevos genocidios. Por ejemplo, en 1994 se denunciaron los crímenes que estaban teniendo lugar en Ruanda homologándolos a la experiencia que habían sufrido los judíos a manos de los nazis. Si bien, desde un punto de vista analítico no era pertinente la asimilación de estos dos genocidios –el de los tutsis y el de los judíos– por tratarse de contextos, regímenes y medios diferentes, el uso público de la Historia justificaba su apropiación. En abril de 1994, cuando la opinión pública era todavía incrédula o indiferente con las masacres, a las que los medios caracterizaban como “conflictos tribales”, homologar el nazismo al genocidio ruandés tenía un sentido político específico: apoyarse sobre la conciencia histórica del mundo occidental para llamar la atención sobre un genocidio que se estaba produciendo. Se trataba de mostrar que Ruanda estaba viviendo una tragedia tan grave como el Holocausto y que había que reaccionar para tratar de impedirla.

    Pero, además de apropiado, el Holocausto también ha sido y es negado. Por tal motivo la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA, por su sigla en inglés), de la que Argentina es el único país miembro de América Latina, consensuó un documento condenando la negación y distorsión del Holocausto. Allí se establece que: “La negación del Holocausto se define como todo discurso y propaganda que niega la realidad histórica y el alcance de la exterminación de judíos por parte de los nazis y sus cómplices durante la Segunda Guerra Mundial. (...) La negación del Holocausto puede incluir el hecho de negar o cuestionar públicamente el uso de mecanismos principales de destrucción (tales como cámaras de gas, fusilamiento masivo, hambre y tortura) o la intencionalidad del genocidio del pueblo judío. (...) La negación del Holocausto en sus diversas formas es una expresión del antisemitismo. El intento de negar el genocidio de los judíos constituye un esfuerzo tendiente a exonerar al nacionalsocialismo y al antisemitismo de la culpa o responsabilidad en el genocidio del pueblo judío. Las metas de la negación del Holocausto suelen ser la rehabilitación de un antisemitismo explícito y la promoción de ideologías políticas y condiciones aptas para el advenimiento del tipo de acontecimiento que precisamente niega.”

 Adamoli, M. (2014). Holocausto y genocidios del siglo XX : Preguntas, respuestas y propuestas para su enseñanza (1st ed., pp. 19-20). Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.


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