La
independencia de México
Primera
Etapa: Del “grito de Dolores” (1810) hasta la muerte de Don
Miguel Hidalgo y Costilla (1811)
En
esta etapa destaca la participación de los criollos: el padre Don
Miguel Hidalgo y Costilla, los militares Ignacio Allende y Juan
Aldama y los corregidores Don Miguel Domínguez y su esposa Josefa
Ortiz de Domínguez como iniciadores del movimiento armado. La
participación de miles de personas (100,000) de los estratos
sociales más bajos fue decisiva en el desarrollo de la guerra. Los
indígena y mestizos que eran la gran mayoría de la población eran
sumamente explotados (minería, haciendas, trabajos domésticos,
servidumbre) y prácticamente no tenían derechos. Su alimentación
se basaba en el maíz y durante los periodos de sequía los sectores
populares padecían el hambre. Entre 1808 y 1810 se registra un
periodo de fuertes sequías.
Miguel
Hidalgo le imprimió un carácter social a la guerra a través de los
decretos promulgados en la ciudad de Guadalajara en diciembre de 1810
y su periódico: abolición de la esclavitud, los tributos, decreto
de devolución de las tierras. Estas medidas van distanciando a los
insurgentes de las elites criollas que pretendían que el proceso
revolucionario les otorgara mayor poder político y mejores
oportunidades de negocios. Frente a la ampliación de los derechos de
los sectores populares que plantea Hidalgo, las elites optan por una
alianza con los realistas.
Al
principio, el ejército insurgente controló importantes regiones
pero los miles de seguidores no tenían ninguna preparación militar
ni armas de guerra, por lo que cayeron muertos o heridos o desertaron
frente al Ejército realista comandado por Félix María Callejas. En
las diferentes campañas militares el ejército insurgente fue
perdiendo hombres y fuerzas y los dirigentes fueron apresados y
asesinados.
Segunda
Etapa: De la muerte de Miguel Hidalgo hasta el fusilamiento de José
María Morelos y Pavón (1815)
A
la muerte de los principales caudillos, la dirección del movimiento
quedó a cargo del sacerdote José María Morelos y Pavón, quien,
junto con otros caudillos, formó un ejército disciplinado
militarmente e imprimió el carácter político al movimiento a
partir de la organización de un Congreso Constituyente con la
intensión de acercar posiciones con los criollos.
Algunos
diputados como Ignacio López Rayón, sostenían que la soberanía
residía en el rey Fernando VII. Otros como el mismo José María
Morelos pensaban en la independencia de la corona española que es
declarada por el Congreso el 6 de noviembre de 1813. La independencia
declarada nunca se hizo realmente efectiva ya que las fuerzas
insurgentes no lograron controlar la totalidad del territorio en
ningún momento.
En
octubre de 1814 se promulgó el "Decreto Constitucional para la
libertad de la América Mexicana", primera Constitución de
México, que tuvo gran influencia del ideario político de Morelos, a
pesar de ello, las diferencias entre el Congreso y José María
Morelos fueron permanentes.
El
Decreto
Constitucional para la libertad de la América Mexicana
(conocida como Constitución de Apatzingán) tuvo
una clara influencia de la Constitución de
Cadiz. En el se plantea que la
soberanía reside en la nación (y no en la monarquía), se
establece la división
de poderes del
estado, se garantiza la
igualdad de los ciudadanos ante la ley, eliminando los privilegios
estamentales y
se incorporan los derechos
individuales a la educación, a la libertad y a la propiedad.
En
esta etapa el ejército obtuvo importantes victorias militares,
poniendo en peligro la estabilidad del gobierno Novohispano. La
derrota de los insurgentes fue producto de varios motivos: en primer
lugar, por la llegada de refuerzos militares procedentes de España
luego del establecimiento del absolutismo en España. En segundo
lugar, en pos de una alianza con los sectores criollos Morelos se
somete a los designios del Congreso. En tercer lugar, al cansancio y
debilitamiento de las tropas insurgentes.
Tercera
Etapa: Del fusilamiento de José María Morelos hasta inicios de 1821
Después
del fusilamiento de Morelos muchos insurgentes se dispersaron
generando guerrillas aisladas que no representaron peligro para el
gobierno novohispano. Mientras tanto en España, el rey regresó al
poder tras la derrota de Napoleón en 1815, y se inició una política
de “reconquista” de las colonias americanas. Al mismo tiempo,
Juan Ruiz de Apodaca, nuevo virrey en 1816, implementó una doble
política: por un lado declaró la
amnistía
o
indulto
para
los insurgentes que quisieran dejar la guerra; por otro lado, inició
una campaña militar persiguiendo ferozmente a los insurgentes.
A
pesar de ello, la lucha revolucionaria no se acabó, en algunas
partes del territorio se mantuvieron brotes guerrilleros,
principalmente las comandadas por Vicente Guerrero en las montañas
del Sur, por Guadalupe Victoria en Veracruz y por Francisco Javier
Mina en el Bajío. Los insurgentes que no pidieron el indulto fueron
cayendo poco a poco. Para 1819 solo quedan algunos brotes
guerrilleros como los de Pedro Ascencio y Vicente Guerrero.
Cuarta
Etapa: La consumación.
Hacia
1820, después de 10 años de guerra, la Nueva España se encontraba
en crisis económica y la población estaba cansada. Mientras tanto
en España, se produce un levantamiento militar de la tropas que se
estaban organizando para luchar contra los revolucionarios de la
América del Sur al mando del coronel Rafael de Riego. Los liberales
lograban el restablecimiento de la Constitución de Cádiz, obligan
al rey Fernando VII a jurarla, y restablecen las Cortes (poder
legislativo) En 1820, se proclaman una serie de decretos en contra
del poder de la iglesia: La supresión del fuero eclesiástico, la
reducción de los diezmos, la abolición de las órdenes monásticas
y la eliminación de la Inquisición.
En
la Nueva España, el virrey y la real Audiencia fueron obligados a
jurar la Constitución y aplicar las medidas expresadas, situación
que afectaba los intereses y privilegios de los grupos de poder como
la Iglesia, los grandes comerciantes, los altos jefes del ejército y
los terratenientes. Estas élites conservadoras decidieron acabar con
el dominio español para seguir conservando su poder, para ello
designaron al criollo Agustín de Iturbide como jefe militar para
unir sus intereses con los de los principales caudillos insurgentes.
La
desarticulación de la lucha insurgente después de la muerte de
Morelos y el cansancio de los guerrilleros fueron los elementos
consideradas por Vicente Guerrero para aceptar la unión con Iturbide
como único camino para lograr la independencia. Guerrero aceptó que
Iturbide asumiera el mando de las tropas unidas bajo el nombre de
Ejército Trigarante y se proclama el “Plan de Iguala” donde
quedaron plasmados los intereses de los diferentes grupos: la
igualdad e independencia defendida por los insurgentes, la religión
católica como única y la monarquía como forma de gobierno.
Poco
a poco el Plan fue ganando adeptos, tanto del lado de los criollos
como de los españoles que veían afectado sus intereses por las
medidas liberales decretadas en España y finalmente la independencia
de México no se logró con la guerra, sino que fue una consumación
negociada entre los representantes de los grupos del poder y los
caudillos revolucionarios. Así mientras los ricos terratenientes,
alto clero y militares, conservaron sus privilegios, al pueblo solo
les ofrecieron una independencia que no entendían, con leyes que les
eran ajenas e incluso contrarias a sus intereses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario